Dicen que somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestro silencio. Y yo nunca voy a ser esclava de nada.
El silencio es algo que se puede compartir
Palabras obvias que no hace falta decir o tal vez justamente por obvias hay que decirlas.Lo viste mil veces, sabes que pasa, pero hasta no ponerle palabras no es real.
Nuestro corazón es como un motorcito chiquitito que todo el tiempo busca y busca, busca encontrar a alguien a quien amar. No se cansa nunca, aunque estemos vencidos él siempre busca y busca, porque un corazón necesita amar.
A veces nos pasamos cincuenta cuadras, equivocamos el camino y el corazoncito sigue ahí, incansable, diciéndonos ‘no es por acá’, pero no lo escuchamos. Creemos que lo que el corazón busca es alguien que nos ame, pero no, el corazón no es tan egoísta, él solo busca alguien a quien amar.
Pero al final siempre el corazón se hace escuchar ¿Cómo ignorar esos latidos que son señales que nos indican el camino?
La memoria tiene vida propia; no es uno, sino ella la que elige qué cosas deja morir en el olvido y qué cosas mantener vivas.La memoria es como un rompecabezas, que te rompe la cabeza. Son como fichas, piezas sueltas que uno tiene que ir reacomodando…La memoria siempre está en movimiento. Tener experiencia en realidad es tener buena memoria, es escuchar lo que nos susurran los recuerdos
Solo sé que la memoria inquieta, y mucho.
Una promesa es un juramento donde la palabra es la garantía.
Los dulces sueños tienen un único objetivo, tapar lo amarga que puede ser nuestra realidad.
Los dulces sueños están hechos de ilusión, de todo lo que no es real. Y la ilusión está hecha de dulce olvido, olvido de la amarga realidad.
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